Tantas nubes cubren hoy el sol que es más fácil sumirse en el consuelo.
Nunca creí en la posibilidad de no encontrarte en el nunca jamás
pero aquella tarde de abril, el cielo no quiso cubrirse para dejarte ver
tus ojos de melocotón azul, otra vez tentados de risa
-murmurando- quisieron recordarme que en Enero vivieron para mi.
Hoy que ya es agosto recuerdo aquel día en que un Adiós dolió más que un hasta nunca.
Y eso es un pasado inexistente y un futuro inexplicable.