La marea hoy se detiene,
el tiempo corre como nunca
y mi mente vuela
al país perdido.
El rincón que me envuelve en este instante
me recuerda los deberes
que estoy obviando
por el recuerdo
de un pasado tan bucanero
que causa nauseas.
La noche no es el templo del recuerdo
que hoy causa consuelo
lo perdido por el tiempo
y los errores moribundos de culpas
que no engañan corazones
tienen cuerpo y sonrisa.
Por hoy me daría el lujo de olvidar,
no sé si se me concede ese gustoso deseo.
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