Por ahí

Déjame llorarte con risas
las tardes de frío,
inmutables como el clima
de la semana.
Déjame recurrirte con
versos desencantados
de lo que espero de la vida.
Déjame idealizarte,
para no planear tanto mi escape.
Déjame descubrir tus defectos
para no perderme en el intento
racional de mi signo, de no tenerte aquí.
Déjame inquietarme cuando no
estás por ahí, buscando excusas
para quizás hablarme.
Déjame ser valiente,
cuando no hagas todo por mi.
Pero también déjame entender
cuando es momento de que me retire.
Que mi pura racionalidad, perfecta de un
nacido en Enero,
me está matando,
la Psiquis, y la estrategia
de continuar.
Mi estragia más profunda y más simple.