Impredecible como las cosas sin sentido
fue que fue un día,
sin mucha bulla sucedió
tal vez una situación un poco manejada
entre coqueteos y algo de caderas
en la oscuridad de un viernes
con mil ojos mirando
y nadie viendo,
paso lo impredecible
lo que se veía más
como un imposible
que ni en una mente siniestra
de poco andar cabía.
Y como cargar con aquello,
como llevarlo acuesta
desde que pasaron los segundos
como un cadilacs.
Como recorrer eses mismos ojos
que aquel día no lo pensaron
mientras jugaban
en la conciencia,
se dejaron llevar,
encontraron un puerto
tan imperfecto, como impredecible.
No fue intencional,
no, no lo fue.
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