Hoy Concepción se despertó con ganas,
la gente transeúnte de un diciembre
lleno de parafernalia
y poco corazón se hace olvidar
de lo que vivimos.
Yo entre tanto desperté con afán
de terminar el día no tan pronto,
y con ganas de hablarle un poco más
al enamorado que me invita
a conocer su risa.
Un poco despabilada de caminar
sin pensar a donde voy
crucé esa calle sin creer
encontrarme con nadie en esa
esquina,
que siempre, siempre
me oculta algo.
Siempre apelando a las ganas,
el cielo parece deseoso
de que sea su espectadora en primera fila,
me quiere hacer soñar cuando
solo quiero un poco de cordura,
y tú, tú
que me culpas de un querer tan inocuo
y silencioso.
Yo no espero que tus manos fueran hurgando
por mi pelo un tanto desgastado a esa hora del día
solo quería que ese momento se congelara en el tiempo
y que mi noche no se dejara caer,
quería deshacer la prisa
que siempre me gana batallas.
El tiempo se hace corto
y no busco que nos engañemos
en este Concepción tan despierto.
Solo pido que en enero la noche
caiga y no replique
a esas ganas que se hipotecan
cuando se cierra la puerta.
Concepción se duerme con ganas,
de un mañana cargado de demases
que no llegaran a su destino.
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