Sólo el sol podía necesitar tanta caridad,
detrás de su risa amable
había hambre de abrazos desafortunados
y besos peligrosos.
Luego de la noche el sol quiso más,
busco nubes oscuras,
tardes de estrellas
sueños de papel
y encontró una bondad
repartida en una canción
de medía luna.
Soñó con esa canción
de dulces melodías
de verdades que no están
y encontró abrazos,
dulces, tiernos,
eternos.
Volvió de ese viaje, y volvió
con una sonrisa real,
sin perjuicios de mañana.
No necesitó más.
Volvió el sol de abril.
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