Como un catalizador de mentiras,
la risa o las palabras
de un martes te van suavisando
lo que no sabes recibir ni dar.
Lo que tu corazón no percibe en invierno
que en primavera sabe como oír.
Te dejas convencer como quien
no pronostica su paralelo,
te equivocas como quien no sabe jugar
y pagas tu condena como
quien juega a jugar
y sabe perder más
que quien no sabe ganar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario