Somos los cómplices enemigos
jugamos, jugaste, jugué,
mi mejor partido, tu peor derrota,
cantamos canciones de cuna
y de muerte.
Para alimentar la muerte
nos quisimos,
para adelantar el paracaídas,
nos besamos.
Un día con sol,
inevitablemente,
nuestra mejor función.
Jugamos a ser boludos en Avellaneda,
y a ser poetas en Río.
Somos pordioseros de esperar que nos den,
pero nunca darnos,
somos lo que no pudimos ser,
porque cada uno se retenía
en cada corazón,
no fuimos capaces de darnos,
como queríamos,
fuimos cómplices en compañía
que cobardemente
no quisimos mirar los ojos
delatadores de la risa,
del amor que no quisimos acabar,
del que no dejamos
salir tras la puerta.
Fuimos los que nos perdimos al
cruzar la calle,
al bajarnos de la nube,
al perdernos en la ultima esquina.
Y siempre seguimos
perdiéndonos,
ya no en compañía,
ni bajo los mismos besos.
Ya no juntos,
nos seguimos mal gastando
buscándonos lejos,
esperando que nos den lo que
no sabemos que queremos.
Para no saber como tenernos,
nos dejamos ir.
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