Son las horas las que rigen los días,
sobre todo hoy,
que deben ser tan eficaces,
en donde no hay nulidad
que deje más sin efectos
que las horas gastadas
incesantemente
por el reloj
que cambia y cambia de segundo
como gota a gota se va el día,
sin que se pueda detener
siquiera
para rememorar
pasados de antes de ayer,
porque hoy como siempre
el reloj vale más
que otro momento
en que se pueda gastar en ocio.
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